Ortansa explicó que ella sólo usó el cabello que caía mientras se peinaba. Siempre tuvo el pelo largo que le llegaba hasta las caderas, por lo que todas las hebras de su colección eran lindas y largas, muy simples de tejer. Terminar el chaleco le llevó sólo una semana.
La mujer de 65 años contó que empezó a recoger el pelo de acuerdo a una tradición seguida en su ciudad natal de Stauceni, en el noreste de Rumania. Las mujeres de esa región, para conservar su belleza y buena suerte, no deben tirar sus cabellos.
"He oído de amigos mayores que las mujeres no debían tirar su cabello después de peinarlo,” dijo. “Tienen que guardarlo. Si no, dicen los ancianos, es como si estuvieran desechando su belleza. Empecé a reunir mi pelo cuando tenía 40 años, y a los 60 años había logrado reunir un kilo, que era todo lo que necesitaba para un chaleco”.
“Era extraño, pero también muy agradable tejer algo con mi propio cabello”, dijo. A pesar de la finura de la prenda, Ortansa nunca usó el chaleco y después de guardarlo durante unos cinco años, se lo regaló al museo etnográfico local, donde se encuentra en exhibición.
El marido de Ortansa, Vasile, expresó el orgullo que siente por esta artesanía única. “Lo he tocado y es como una especie de lana suave,” dijo. “Estoy muy orgulloso de lo que logró hacer. Es muy complicado. El chaleco es también muy lindo “.
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