Una grupo de hombres entró por la fuerza a la habitación de Mariam Staford Bandaba y le amputó los dos brazos. Parece de ciencia ficción, pero es real: esto ocurrió en Tanzania, donde las personas albinas viven una auténtica pesadilla.
Allí existe una creencia milenaria que vincula a los albinos con la buena suerte y que las partes de su cuerpo sirven para hacer "pociones mágicas" que traen fortuna, lo que los convirtió en blanco de mutiladores y asesinos.
"Conseguí moverme y logré reconocer a uno de ellos, fue mi vecino durante 10 años", reveló la mujer a BBC Mundo, y agregó: "Era una persona muy cercana a mi familia. Fue él quien agarró un machete y me cortó ambos brazos".
A pesar de la desgracia, la mujer logró reponerse y ahora trabaja como tejedora. Se calcula que en el país africano hay cerca de 33 mil albinos.
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