Desde el 17 de marzo vive solo en el piso 24 de un hotel de lujo, con vistas espectaculares de la ciudad de Barcelona.
Esa es la vida en plena pandemia de coronaviris de Daniel Ordóñez, director de ingeniería de W Barcelona, conocido Hotel Vela.
Desde que el alojamiento fue cerrado, este hombre debe encargarse de las tareas de mantenimiento para asegurar que funcione todo de manera correcta el día que se produzca la reapertura.
Así, por ejemplo, una de sus labores incluye hacer correr cada cinco días el agua por cada una de las 1400 canillas del establecimiento.
"Cada grifo tiene que estar en funcionamiento unos cinco minutos, por lo que la tarea me lleva un día completo. Probablemente sea la parte más aburrida de mi trabajo, pero es necesaria", explicó Ordóñez a The New York Times.
El motivo es evitar la presencia de legionela, una bacteria que puede habitar en el agua a temperaturas superiores a los 35 grados y, de ser respirada, acabar produciendo neumonía.
Durante su vida cotidiana en el hotel que cobra 1000 euros la noche, el empleado se prepara comida en la cocina industrial y limpia su ropa en una lavandería muy bien equipada.
"Ha sido un poco extraño ver mis calcetines girar dentro de la lavadora de una gran lavandería, pero ahora también he tenido tiempo de acostumbrarme a eso", reconoció.
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