Sus antepasados fueron italianos y españoles. Desde chica escuchaba con fascinación las historias que le contaba su abuelo Pepe. Él era español, se había radicado en la Argentina y decidió regresar a su país para defender la república y luchar contra el ejército fascista de Francisco Franco.
En 1971 nacía la nieta de aquel valiente español. Carla Vizzotti pasó sus primeros años de vida en el barrio de once, allí se crió. Silvia, su madre, era ama de casa y su padre, Carlos, médico gastroenterólogo. Hizo la escuela primaria en el Cangallo Schule, siempre se destacó por sus calificaciones.
De chica, Carla sabía que quería ser médica. La vida académica siempre fue un foco central en su vida. Se recibió de la carrera de medicina en 1997 en la Universidad del Salvador, y en 2002 se especializó como infectóloga en la UBA.
Aquella rama médica la acompañó por el mundo. Recorrió miles de kilómetros. Conoció casi toda la Argentina y eligió diversos destinos exóticos. En repetidas veces ignoró los formalismos y viajó a estilo “mochilera”.
Pasado el tiempo, en 2005, llegó a la función pública impulsada por Ginés González García, el ministro de salud, intímo amigo de su papá. Carlos Vizzotti y Ginés estudiaron juntos en la facultad, se recibieron el mismo día.
La carrera de Carla creció sin descanso. Trabajó con otras pandemias anteriores a la actual. Durante la Gripe A en 2009 estuvo a cargo del Programa Nacional de Vacunación. Fue reconocida por ampliar el calendario que alcanzó las 19 vacunas gratuitas y obligatorias en el país, un avance record. En el momento en que asume Juan Manzur como Ministro de Salud, la puso al frente de la nueva campaña de vacunación contra la gripe.
Y los proyectos no cesaban. Trabajó varios años en la Fundación Huésped y en 2015 fundó con otros colegas la Sociedad Argentina de Infectología y de Vacunología. Hoy es Secretaria de Acceso a la Salud, lidera en el Ministerio de Salud un equipo compuesto mayoritariamente por mujeres, y trabaja largas horas. Llega a las 8.30 de la mañana y se va a las 10 de la noche, o incluso más tarde.
Esa intensidad de trabajo caracteriza a Carla Vizzotti, una cara que ya es fácil de identificar. Aquella mujer que ya conoce de pandemias e incertidumbres, pero que no teme exponerse públicamente para explicarlas. Una vez más, enfrenta una compleja situación sanitaria desde el ámbito político.
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