Portada  |  07 junio 2016

Nació una beba en un vagón del subte H

La mamá se trasladaba desde José C. Paz a la Maternidad Sardá. Pero en la estación Once interrumpieron el servicio de la línea H y en un vagón improvisaron una sala de parto. La asistieron policías, empleados del subte y un pasajero casual que resultó ser médico.

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En la noche del sábado 28 de mayo María Ester Chaparro, de 35 años, tuvo contracciones y no llegó al hospital: Olivia nació adentro de un vagón de la línea, en la estación Once, con la ayuda de personal de Metrovías.

La fecha de parto era en dos semanas, pero ese sábado a la mañana María Ester se despertó sintiéndose rara. Las contracciones fueron en aumento hasta que decidió ir al hospital junto a su esposo, Adrián Acosta, 36 años.

“Vamos a tener que ir al hospital”, le dijo a Adrián, con quien tiene otros tres hijos. La pareja agarró un camisón y ropa interior para ella, un enterito, pañales y óleo calcáreo para el bebé, algodón y papel higiénico. Metió todo en un bolso y salió.

Sin auto, sin un familiar disponible para trasladarlos, sin efectivo para pedir un remís, caminaron dos cuadras y a las 19.30 subieron al tren San Martín en la estación Sol y Verde.

Las contracciones de María Ester se aceleraron cuando bajó del tren San Martín en Chacarita y caminó una cuadra hasta la estación Dorrego del subte B. Entonces, se sucedían cada cinco minutos. “Hacer esa cuadra nos llevó años. Encima lloviznaba”, le contaron al diario Clarín.

En la línea B hicieron cinco estaciones y bajaron en Pueyrredón. Ahí, combinaron con la línea H. La que los llevaría hasta la Maternidad Sardá. Las contracciones seguían acercándose y María Ester ya no podía caminar. Adrián buscó a un policía. Necesitaba saber por dónde seguir para llegar a la H y si había un ascensor que le aliviara un poco el trayecto a su mujer. En los pasillos que conectaban a la H encontró a un efectivo de la Metropolitana.

“El policía vio a María e inmediatamente dio una alerta por radio. También avisó que se correría de su puesto y que nos acompañaría al hospital”. El policía, Adrián y María Esther subieron al subte H. Sólo llegaron a hacer una estación. En Once se sumaron otros policías, empleados de Metrovías y la motorman. Todos fueron hasta el vagón en el que estaban ellos.

La motorman vio a María Esther y tomó una decisión: la formación no se movería hasta que no llegase la ambulancia. Los pasajeros empezaron a salir de los vagones, algunos curiosos se acercaron a ver la razón de la interrupción.

En ese momento, un hombre moreno de 40 años se asomó a la puerta y se presentó, con acento extranjero, como médico. “Sé que se llama José -dijo Adrián-. Estaba tan nervioso que ni le pregunté el apellido”.

“Media hora no aguanto, va a nacer acá”, anunció. José la escuchó y de inmediato pidió guantes, algodón, Pervinox y una camilla. Mientras esperaban, María Ester cambió su buzo y pantalón polar por un camisón.

El escenario estaba preparado y no bien María Ester se acostó, rompió bolsa. Ahí, como si estuviese sincronizado, aparecieron los médicos del SAME.

“Discutían con José si era conveniente trasladarla al Sardá o hacer el parto en el vagón. Pero María sintió la contracción y empujó. La cabeza de Olivia empezó a asomarse”. Así, en el centro de un vagón, rodeada de policías y empleados del subte, la bebé lloró por primera vez a las 21.20.

El fin de semana, la familia Acosta recibió a los empleados del subte con los que compartieron el parto de su hija. Omar Martínez, el conductor, Luciana Bonaldi, boletera, Maximiliano Chacón y Hernán Bjelis, de seguridad, Mara Caligari, guarda, Flora Suárez, auxiliar de estación, y René Veliz, que hizo el llamado para pedir la emergencia, fueron a José C. Paz para conocer a la beba. La tuvieron en brazos, se abrazaron con los padres y, como en la estación Once, se emocionaron.

Foto: Gentileza Clarín

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