Portada  |  14 septiembre 2018

Hambre de fútbol: cuando el deporte es mucho más que eso

Una realidad que golpea en un barrio muy humilde de la provincia de Buenos Aires. Los chicos pasan hambre. Les duele la barriga pero quieren jugar al fútbol, pertenecer a un equipo, trabajar con sus pares para que el día pase de manera más agradable. Un club que entiende las necesidades puso manos a la obra para que 40 chicos puedan comer algo al menos una vez por día.

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En Villa Caraza, partido de Lanús, encontramos el Club 16 de Agosto. Hasta ahí llegan chicos y chicas de hasta 14 años para jugar al fútbol. Cada uno tiene una historia detrás. Llegan a la práctica con muchas ganas. Pero también con hambre. Y en muchos casos, no es una metáfora.

De esto se percató Jorge, papá de dos chicos que asisten al club. Entonces, hace un año ya, habló con los profesores y tomaron cartas en el asunto. La solución que encontraron fue darles una merienda luego de la práctica a cada grupo que asiste en tres turnos: a las 18, 19 y 20 hs. 

La "merienda" se toma a las 19, 20 y 21 hs. Y para varios de los pibes que la reciben eso será todo lo que comen en el día. Jorge es cartonero, sabe lo que es ganarse la vida, sabe muy bien que la comida falte. Pero a pesar de todo eso, se encarga de que a estos chicos esa merienda les llegue todos los días.

Los chicos que asisten al merendero son los que juegan al fútbol pero también se les suman otros nenes del barrio que están pasándola mal en sus casas. En total suman unos 40 chicos que de lunes a viernes llegan hasta el Club 16 de Agosto. Un gran ejemplo para muchos que aún no entienden que los niños siempre deben estar primero.

En tiempos de crisis, este panorama sigue siendo alentador.

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